Nº 18 - Enero 2007
[ISSN 1886-2713] |
:::Mídeno / Vidina:::Mídeno / Vidina. m. GC. Humanos. En fecha bastante tardía, aunque siempre con el crédito que merecen los informes procedentes de la casa condal de la Vega Grande, uno de estos descendientes de Thenezort Semidán, el historiador canario Pedro Agustín del Castillo (1737), atribuyó el apellido Mídeno al guanarteme conocido como Guayasen, al que «por supíadoso corazon llamaron el bueno» los conquistadores. También se refiere a una sobrina (o quizá hija) de éste con el nombre de Tenesoya Vidina o Vidiña, secuestrada en Bañaderos por agentes de Inés Peraza, llevada a Lanzarote, casada con Maciot Perdomo de Béthencourt e integrada sin mucha contrariedad en la sociedad colonial. En ambos casos, se trata del mismo nombre de familia, un substantivo masculino plural, alterado por la introducción de los morfemas castellanos de género (-o/-a), pues la curiosa alternancia de bilabiales registrada en la consonante inicial (m-/b-) se repite también en hablas amazighes del Sahara argelino. Pero lo extraordinario de verdad en este midden o bidden (mīdĭd-ăn) tiene que ver con su significado. En singular, äles, ya hemos visto alguna vez esta voz en el apóstrofe que dirige la gomera Ibaya a Hernán Peraza cuando los isleños se disponían a prenderlo. Adjudica el concepto a su primo Hautacuperche, el «hombre legítimo» que, protegido por la divinidad, era responsable de ejecutar las resoluciones más críticas para la colectividad. Porque esta expresión, que remite en primera instancia a la ‘virilidad’, refleja también un valor diacrítico o diferenciador en la ‘condición humana’, desarrollado más tarde para designar a los ‘extranjeros’. Sin embargo, no debe causar mucha extrañeza que un grupo de la sociedad se apropie esa ‘humanidad legítima’, como si hubiera alguna que no lo fuera. Para entender esto, que sucede en otras muchas culturas, conviene recordar que, en formaciones segmentarias como las que caracterizan la sociedad amazighe, el linaje se instituye como el depositario tanto de los bienes materiales (indivisibles) como de una personalidad social y moral, es decir, constituye una consciencia colectiva que suministra al sujeto una identidad en el mundo. Y, en este caso, hablamos de una familia muy peculiar, la estirpe guanartémica, aquella que había logrado imponerse como referencia de un poder que concebía ya en términos políticos. Autor: Ignacio Reyes |
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