![]() N� 18 - Enero 2007
[ISSN 1886-2713] |
:::V. Hablemos del habla:::Un procedimiento indispensable para avanzar en el conocimiento de las antiguas hablas insulares es su comparaci�n con los dialectos actuales de la lengua amazighe. Por supuesto, las limitaciones ocupan un territorio muy amplio, pero no s�lo por la insuficiencia de los materiales isle�os. El estudio de esas variedades continentales, aunque ha experimentado un notable progreso en los �ltimos treinta a�os, tampoco ha alcanzado hasta ahora los resultados m�s �ptimos, especialmente en todo lo que afecta a un dominio tan rico en esta lengua como la pronunciaci�n (fon�tica). De ah� que las conclusiones obtenidas a este respecto para el amazighe insular deban manejarse todav�a con extraordinaria cautela. Cada idioma acostumbra a moverse en un escala concreta de sonidos. Seg�n sea el ancho de eso que podr�amos llamar banda de audici�n, el hablante tendr� mayor o menor dificultad para percibir y realizar ciertos fonemas. Eso explica muchos de los errores de transcripci�n que cometieron los cronistas en sus notaciones de las palabras y frases isle�as, pues su lengua respectiva (castellano, franc�s, portugu�s, etc.) no siempre facilitaba que oyeran correctamente (aparte de la escasa consideraci�n que les pod�a inspirar el habla de aquellos que ten�an por toscos infieles). Vocales En t�rminos generales, el conjunto de la lengua amazighe opera con tres vocales b�sicas: a, i, u. Hay dialectos donde la e y, y en menor medida, la o ocupan un espacio propio, pero a menudo no pasan de ser al�fonos o variantes de ese tri�ngulo principal. Tambi�n, es muy habitual que en el habla cotidiana se produzcan alteraciones debidas al contacto entre las palabras de un enunciado o frase, lo que provoca eliminaciones y alargamientos selectivos. Adem�s, para pronunciar una cadena de dos o m�s consonantes, aparece con frecuencia un apoyo voc�lico casi imperceptible similar a la e, conocido en ling��stica con el nombre hebreo schwa, y que, debido a problemas de transliteraci�n inform�tica, representaremos con la graf�a � (por ejemplo, tafrnkna = tafr�nk�na �concha, c�scara�). Esto por lo que ata�e a la dicci�n, pero queda otro aspecto muy importante: en la tamazight, las vocales poseen s�lo valor morfol�gico y nunca sem�ntico, lo cual quiere decir que intervienen en la composici�n y asociaci�n de las palabras pero no as� en su significado, que se deposita en las consonantes. Consonantes El sistema conson�ntico amazighe contiene numerosos ingredientes y procesos fon�ticos desconocidos o infrecuentes en las lenguas derivadas del lat�n (romances o rom�nicas). No es cosa de entrar aqu� en los detalles, pero s� conviene destacar algunos valores y recursos peculiares, pues �como se ha dicho� pueden influir sobre la significaci�n de las palabras. El cat�logo de consonantes iguales o muy semejantes a las que utiliza el espa�ol lo integran: b, d, f, g (siempre como en gato), h (siempre como en house), j (como en franc�s �jecter), k, l, m, n, �, q, r, s, t, w (como en hueso), x (como en lejos), y, z (como en rasgar o, en franc�s, maison). Tambi�n existen sonidos propios, cuya representaci�n gr�fica ocasiona algunos problemas: - La gamma griega (γ) o el grupo latino gh sirven para indicar un sonido �spero que hace vibrar la �vula o campanilla, como en esa pronunciaci�n de la r que caracteriza a los franceses. - La �psilon griega (ε) o la (ﻉ) �ayn �rabe dan cuenta de un sonido cercano a una fuerte y profunda a espa�ola. - Tambi�n hay una h far�ngea, es decir, con una aspiraci�n algo m�s fuerte que en la voz inglesa house, que se escribe con un punto debajo o con una tilde (h́ ). No obstante, ese rasgo se adjudica tambi�n a las consonantes que a�aden a su articulaci�n normal un �nfasis o retraimiento de la lengua hacia el fondo de la faringe. Los casos m�s consolidados afectan a las consonantes d́, t́, ś, ź. - El grupo sh (o �) se asemeja al ship del ingl�s o a la forma andaluza de articular mucho. Pero no debe confundirse con la ch del espa�ol, que se rinde por la graf�a č, y que a veces puede ocultar una ejecuci�n (palatalizada) de la t (como en el canario t�o que deviene cho). - Adem�s, la g presenta tambi�n una versi�n palatal, volcada ğ (o dj por los franceses), que suena como en italiano raggio. Otros fonemas est�n mucho menos extendidos, por lo que evitaremos complicar m�s esta descripci�n. Pero, �cu�l es la verdadera profundidad hist�rica de todas estas realizaciones? He ah� un asunto sujeto a�n a investigaciones muy iniciales, donde el estudio del amazighe insular apenas puede desempe�ar un papel muy tangencial. Por ejemplo, procesos como la geminaci�n (mel�l�len) o la tensi�n (tussut) conson�nticas, que comportan valores gramaticales de gran relevancia, rara vez asoman en unas fuentes (epigr�ficas y etnohist�ricas) muy limitadas y condicionadas por la temprana desaparici�n de las hablas isle�as. Autor: Ignacio Reyes |
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