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Nº 10 - Abril 2006
[ISSN 1886-2713]
Dice Chuyú...  

:::¿Qué ropas usaban los guanches?:::

Luciérnaga Chuyú vestida con ropas guanches, con grabado de pareja de isleños de Torriani al fondo

Seguramente, si alguien les da lápiz y papel y les pide que pinten un guanche, muchos de ustedes dibujarán a un individuo barbudo, con el pelo largo y vestido toscamente con pieles de animales. Algo así como un hombre de las cavernas. Y es que ésa es la imagen que a menudo se ha dado de los antiguos habitantes del archipiélago canario, unas veces por desconocimiento, otras por interés.
Sin embargo, los investigadores han podido averiguar que el aspecto físico de nuestros ancestros solía alejarse de ese estereotipo: ni solían llevar el pelo largo –pues eso era algo sólo permitido a unos pocos, a los más poderosos–, ni sus prendas de vestir eran tan rudimentarias como acostumbra a creerse.

Es cierto que en las Islas no abundaban las materias con las que elaborar ropajes refinados. Por eso nuestros antepasados tuvieron que adaptarse al medio y sacar provecho de lo que tenían más a mano. Para confeccionar su ropa, utilizaron las pieles que les proporcionaba su ganado –cabras, ovejas, cerdos–, al tiempo que se valieron de algunas fibras vegetales, como podían ser el junco o la palma. A pesar de la precariedad de recursos, los antiguos pobladores del Archipiélago llegaron a adquirir una destreza considerable a la hora de trabajar esos materiales, que eran cortados, cosidos, pulidos y teñidos con admirable pulcritud y perfectamente adecuados a su función.

Comparación entre las ropas de un guanche y las de un hombre de las cavernas

Hasta nuestros días han llegado pocas de las palabras utilizadas por nuestros ancestros para referirse a su indumentaria. Tal vez el vocablo más conocido sea el que aplicaban a un tipo de vestido hecho con piel de cabra o de oveja, el tamarco (tamarqqu). Tan arraigado estuvo que casi representaba una seña de identidad, como luego lo han sido las célebres mantas campesinas. Por eso, en 1514, el Cabildo establecido por los conquistadores en Tenerife emitió una ordenanza prohibiendo su empleo a los isleños, «que andan entamarcados con tamarcos como solían andar antes que fuesen cristianos e que no vienen ni se allegan en domingos ni fiestas ni en otros días ni con los castellanos, mas siempre se andan por las sierras e montañas con tamarcos de cueros como se andavan antes de ser cristianos».

 Además, en Tenerife, para la misma prenda –o una muy similar–, se usó la palabra ahico (ahikah). Sin salir de la antigua Achineche, encontramos dos vocablos que servían para aludir a una especie de mangas y de medias, guaycas (waika) y huyrmas (werma), respectivamente. Por su parte, en La Gomera llamaban tahuyan a un tipo de falda corta que portaban las mujeres, también elaborada con cuero y pintada.
Otras dos voces hacen referencia a un tipo de calzado, similar a una abarca o sandalia y fabricado con piel de animal. Nos referimos al xercos (herkus), en Tenerife, y al maho (mahu), en Fuerteventura y Lanzarote (que no tiene ninguna relación con el falso gentilicio majo). Por cierto, también en Lanzarote llamaban guapil (wafil) a una especie de sombrero o gorro de piel.

Gracias a los libros antiguos, podemos saber que no se vestía de igual manera en todas las Islas. Incluso en una misma isla podían darse diferencias en función de la zona o del status social de los habitantes (rasgo éste que se destacaba además a través de los colores). Pero este asunto nos llevaría algo más de tiempo y lo dejaremos para más adelante...

Autor: Chuyú

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