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Nº 18 - Enero 2007
[ISSN 1886-2713]
Geografía  

:::Timijiraque:::

Vistas de Timijiraque y su ubicación al nordeste de El Hierro

Si algo caracteriza a la isla de El Hierro, la más pequeña de las que componen el archipiélago canario, es su vertiginoso contraste topográfico, dominado por una pendiente media tan acusada que sólo la Isla de Fogo, en Cabo Verde (Jiménez 1993: 33), supera esa relación entre una superficie reducida y una elevada altitud. En palabras de un observador siempre curioso como Abreu Galindo [(ca. 1590, I, XVII) 1977: 83]:

Es muy fragosa toda esta isla en redondo, desde la costa de la mar una legua la tierra adentro, y se camina por ella con mucha dificultad y trabajo. Tiene de diámetro cinco leguas, y de circuito 14. Una legua desde la mar es de riscos y pedregales, pero, andada la legua, es tierra llana, poblada de mucha arboleda, como son pinos, brezos, sebinas, palos blancos, laureles, adernos, barbuzanos, aceviños, mocanes, escobones, retamas y algunas palmas.

En efecto, algo menos de 300 kilómetros cuadrados, donde la tierra parece querer huir del mar en un ascenso precipitado y abrupto, concretan la ‘muralla rocosa vertical’ que le diera nombre (Ezeró) en nuestro pasado amazighe. Una circunstancia que nunca ha dejado de ocupar un lugar preferente en las descripciones de todas las épocas:

Esta isla es muy empinada, quebrada y compuesta de multitud de lomadas, montañas y barrancos que la hacen agria desde la costa, lo que añade a la medida geométrica una superficie más que duplicada: quiere decir en esta proporción que si se le consideran 200 leguas cuadradas, la aumentarán hasta las 500 o más las iregularidades del terreno [Urtusáustegui (1779) 2004: 38].

Por algunos de sus suelos más antiguos, justo en el extremo suroriental del cuadrante nordeste, corren los cortantes barrancos que traemos en esta ocasión a nuestro observatorio de lugares isleños. No obstante, desde el punto de vista geomorfológico, lo que hoy conocemos como Timijiraque constituye una isla baja que se desarrolla al pie del cantil de La Cumbrecita. Focos eruptivos situados en la meseta de Nisdafe (Nsd´-aghf, ‘la cima o cumbre que moquea’), cuyas lavas más recientes discurrieron por el cauce del barranco del Balón en dirección noroeste-sureste, son los causantes de la formación de este pequeño valle magmático. La creación de esa isla baja obturó el curso regular del barranco, pues las lavas recientes generaron un cambio en el nivel de base del mismo. Por esta razón, tanto en su parte superior como en la propia isla baja, se acumulan importantes cantidades de depósitos procedentes de los aluviones del barranco.

Imagen en blanco y negro de Timijiraque [Fernández-Pello 1989: 134]

La tierra malhumorada

Con semejante fisonomía, el topónimo Timijiraque o Temijiraque, pues ambas formas son empleadas por los lugareños, no podía estar más justificado. Sin embargo, la referencia documental más antigua de la que tenemos noticia, registrada en el jugoso Diario de viaje escrito en el siglo XVIII por el ilustrado orotavense Juan Antonio de Urtusáustegui, lo menciona en relación con un conocido pozo situado en la zona y al hilo de la descripción de unas salinas cercanas:

El 8 de noviembre [de 1779] bajé de paseo al puerto, que es como una y media hora de camino, muy fragoso, y de allí fui en uno de los dos barquillos de pesca que hay en esta isla (hoy [1785] se han reducido a una pequeña lancha), a las salinas que fabricó don Felipe Bueno: es tránsito de media hora hasta la punta en que están fabricadas; […]. Dan de 30 a 40 fanegadas de sal, como las de Dávila de 15 a 20 anualmente (unas y otras en este año de [17]85 están inútiles y perdidas). Junto a ellas se halla el pozo de Timijiraque, de bastante hondo y agua abundante y dulce, fundado como en bóveda sobre cuatro palos de sabina, que sostienen todo el peso; parece se abrió el mismo año de [1]785 [Urtusáustegui (1779) 2004: 38].

El informe de este oficial de milicias, enviado a El Hierro para investigar la muerte de un grupo de irlandeses abandonados en la costa por un barco británico, demuestra que la relación entre el punto de agua y el nombre del lugar no pasa de ser contingente, ya que el pozo fue identificado por la denominación de su enclave.

En realidad, la solución etimológica tiene que ver con la acantilada orografía tan típica de la Isla, aunque matizada por una de las frecuentes imágenes anatómicas a las que tanto recurre la toponomástica amazighe. La voz Timijiraque contiene dos elementos, uno de los cuales, el timmi inicial, nos presenta una variante del Time (o ‘frente (de montaña)’, ‘risco alto’, ‘eminencia’ o ‘borde de un precipicio’) que encontramos también en otras islas, como La Palma o Gran Canaria. Aquí, timmi hace alusión a las cejas y, más concretamente, al ‘ceño’, porque el lexema [H´•R•Q], que está en la base del segundo ingrediente de la composición, revela el fruncimiento característico de la frente y las cejas en una situación de ‘enfado, enojo, irritación o disgusto’. Y es que Timmi_h´raq, forma sintética de un primario Timmãy_n_ah´ragh, quiere asociar la agrietada textura que los profusos barrancos imprimen al paisaje con un ‘ceño fruncido’ o, de modo algo más literal, con una ‘frente de enojo’.

Vista aérea de Timijiraque

La resistencia de lo agreste

A pesar de los aprovechamientos pastoriles de la zona, evidenciados en los caminos que recorren el paraje y la merma producida en la vegetación potencial, en este espacio se asientan los mejores cardonales (Euphorbia canariensis) de la Isla. Aunque en menor medida, algunas otras especies xerófilas, principalmente otras euforbiáceas (tabaibas), también han colonizado la zona. Sin embargo, destacan ciertos especímenes interesantes entre la flora local, como el “cabezón herreño” (Cheirolophus duranii), un endemismo insular amenazado que tiene aquí una de sus tres poblaciones conocidas; la esquiva “lengua de pájaro” (Polycarpaea smithii) y una forma de magarza, de posición taxonómica incierta, que algunos autores citan como Argyranthemum frutescens ssp. succulentum y que se halla refugiada en algunos recovecos de esta accidentada comarca.

Avatares modernos

Timijiraque constituye una singularidad dentro de las plataformas costeras herreñas. La existencia histórica del pozo, de uso habitual entre los habitantes, convirtió este enclave en un lugar muy conocido y visitado, especialmente cuando la devastadora actividad humana mermó las masas forestales y el caciquismo restringió aún más las disponibilidades de agua.

En los años sesenta del siglo XX, se perforó de nuevo el pozo. Con sus aguas, y sorribadas las tierras, se creó una de las primeras empresas agrícolas herreñas, cuya operación principal fue el cultivo de hortalizas a través de una explotación considerada modélica por la administración agraria de la época.

En Timijiraque se instaló el primer invernadero de la Isla. Malas comunicaciones (se sacaba la producción por la playa, en lanchas, hasta el Puerto de La Estaca), nefasta gestión y las importaciones de productos más baratos anularon la aventura. Hoy en día, de esta actividad no queda otra cosa que el pozo, dando aguas de mala calidad, por cierto.

Pese a todo, la zona experimenta en la actualidad una gran expansión. Este crecimiento, en su mayoría de dudosa legalidad y desordenado, se relaciona con el movimiento del Puerto de La Estaca, con el cercano Parador de El Hierro y con la actividad administrativa de la capital insular, Valverde.

Fuentes

ABREU GALINDO, Juan de. 1977 (d. 1676 < ca. 1590). Historia de la conquista de las siete islas de Canaria. Ed. de Alejandro Cioranescu. S/C de Tenerife: Goya.

URTUSÁUSTEGUI, Juan Antonio. 2004 (1779). Diario de viaje a la isla de El Hierro en 1779. Tenerife: Idea. [La primera edición de esta obra corrió a cargo de Manuel Lorenzo Perera, publicada en La Laguna por el Centro de Estudios Africanos en 1983].

Bibliografía

BELTRÁN TEJERA, E.; W. Wildpret de la Torre; Mª. C. León Arencibia; A. García Gallo, y J. Reyes Hernández. 1999. Libro rojo de las especies de la flora canaria incluidas en el anexo II de la directiva 92-43-CEE del Consejo. La Laguna: Organismo Autónomo de Parques Nacionales. [Referenciado más a menudo por el título: Libro Rojo de la flora canaria contenida en la Directiva-Hábitats Europea].

FERNÁNDEZ-PELLO MARTÍN, Laura. 1989. Paisajes naturales de la isla de El Hierro. Tenerife: CCPC, Cabildo.

GOBIERNO DE CANARIAS. 2002. Natura 2000 [en línea]. <http://www.gobcan.es/medioambiente/biodiversidad/ceplam/
areasprotegidas/rednatura.html
>. [Consulta: 28-VII-2006].

JIMÉNEZ GÓMEZ, Mª de la Cruz. 1993. El Hierro y los bimbaches. Tenerife: CCPC.

MARTÍN FERNÁNDEZ, Carlos S. 2006. Articulación del territorio en el proceso reciente de desarrollo económico de la isla de El Hierro (1940-1980). La Laguna: Universidad. Tesis doctoral: inédita.

Autor: Asakkawen n edegesem

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